viernes, 27 de noviembre de 2009

Enfermo de futbol


Luego de perder la final de la Liga de Campeones contra el Barcelona, el laureado Alex Ferguson, entre compungido y admirado, declaró: “Xavi no sabe lo que es irse a la cama después de perder un balón”.
En sus escasos 170 centímetros de estatura anida toda una religión cuyo objeto sagrado, el balón, ha de poseer a toda costa. Sin ser el más rápido llega antes que todos al encuentro del esférico, y cuando los rivales creen que lo han cazado, que lo van a despojar de su fetiche, Xavi ya les dio la vuelta, lo pasó a un compañero, lo recibió otra vez y puso un pase de gol.
Cuando Xavier Hernández Creus (Terrassa, 1980) era niño, su madre lo enviaba a comprar el pan de la familia, pero el pequeño se metía en algún partidillo y, cuando por fin llegaba a la panadería, ésta ya había cerrado. Es un enfermo confeso de futbol.
Su debut en el primer equipo, en 1998, ocurrió luego de una desafortunada lesión de Josep Guardiola, su ídolo. Hizo su trabajo con tanta eficiencia y pulcritud que aficionados y periodistas catalanes pretendieron borrar al gran Pep para darle su lugar al chico de 18 años. Lejos de halagarlo, ese debate molestó enormemente a Xavi, pues lo que más deseaba era jugar al lado de Guardiola para seguir aprendiendo. Y aprendió mucho.
En mayo de 2008, hartos de verlo tocar una y otra vez la pelota, de intentar infructuosamente que ésta llegara con ventaja a los alicaídos delanteros del equipo, algunos le llamaron “el cáncer del Barça”. El estrepitoso derrumbe de un equipo que había cautivado en 2006 exigía que rodaran cabezas, y hubo quienes se atrevieron a pedir la del minúsculo centrocampista que entonces se estrellaba invariablemente contra la apatía y la indolencia de un grupo harto de ganar. Pero Xavi ya tenía una década de experiencia en el Barça, y sabía que los triunfos volverían.
La llegada de Guardiola al banquillo del club le dio un nuevo impulso a su juego. Obsesionado con la posesión de la pelota, con el toque rápido y preciso, Guardiola ha encontrado en Xavi al mejor intérprete de la laboriosa partitura que prepara durante los entrenamientos. Gracias a Xavi ha vuelto la mejor versión de Eto’o, Henry ha revivido, Messi se ha encumbrado, Iniesta es San Andrés.
Xavi ha ganado cuatro Ligas españolas, una Copa del Rey, dos Supercopas Españolas, dos Ligas de Campeones, siempre con el Barcelona. Ha sobrevivido a seis entrenadores (Van Gaal, Serra Ferrer, Rexach, Antic, Rijkaard y Guardiola); ha padecido lesiones graves, abucheos y el permanente debate de si el toque puede superar al músculo. Con la selección española ganó un Mundial sub-20 y una Eurocopa, en la que fue elegido como el mejor futbolista del torneo.
Si su apretado calendario se lo permite, Xavi va a ver a sus amigos del Natació Terrassa, un club de su localidad natal. Y entonces sueña con que el balón sale de la cancha y le llega a él un instante, justo lo que necesita para dar una cátedra de futbol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario